Nuestra identidad como Colegio Evangélico

La denominación elegida para esta unidad educativa responde a un conjunto de razones. Por una parte, el término “Emanuel” proviene del nombre que, según el Evangelio, los padres de Jesús debían asignarle al nacer. Su significado resume en un solo término todo el contenido del mensaje de la Biblia: “Dios con nosotros”; es decir, afirma la cercanía de Dios al ser humano en su intención de salvarlo y capacitarlo para su plena realización personal. Asignado a la escuela, subraya el fundamento espiritual que respalda su actividad pedagógica. La escuela se propone hacer educación, porque sabe que cuenta con la ayuda de un Dios que se hace cercano para proponer a los seres humanos un proceso de profunda transformación que supone una verdadera educación integral.

El término evangélico hace referencia a una particular y específica vivencia  de los valores del Evangelio. Con este nombre se conocen un conjunto de comunidades cristianas que extienden sus raíces por 500 años en Europa y en América. En Argentina, las comunidades evangélicas participan en la construcción de la Nación desde sus mismos comienzos, colaborando  con una influencia destacada en la tarea educativa. Los nombres de Diego Thompson, Juana Manso y William Morris están inextricablemente unidos a la construcción de los sistemas de educación pública en Argentina, a partir de valores cristianos.

La identidad evangélica se afirma en la convicción de que es en el Evangelio de Jesucristo donde encontramos los fundamentos de una educación integral, integradora y con potencial para generar cambios sociales a largo plazo. Es por eso que en Argentina, muchos evangélicos de manera individual y muchas iglesias como comunidades, a lo largo de nuestra historia, se han venido involucrando de distintas maneras en la educación en todos los niveles del sistema educativo. Colocarle el nombre de evangélico al colegio, supone una fuerte identificación con esa tradición y con una definida identidad espiritual.